¿Es recomendable usar el dividendo para adquirir acciones?

La mayoría de ahorradores españoles utilizan un número reducido de  productos de inversión para colocar sus ahorros. Entre ellos, los más populares son los fondos de inversión, los planes de pensiones, los depósitos a plazo fijo y las inversiones directas en empresas adquiriendo para ello sus acciones. Esta última opción es la preferida por muchos, y no sólo porque nos podamos aprovechar de la revalorización de las acciones de las empresas, sino por la posibilidad de obtener el correspondiente dividendo.

No en vano, la compra de acciones cuenta con la ventaja de la flexibilidad en cuanto a la gestión de la inversión, dado que, a diferencia de los fondos de inversión o los planes de pensiones, permite llevar a cabo la política que el inversor considere adecuada todo lo relacionado con su rendimiento, especialmente en lo referente a los dividendos. Muchos decidirán percibirlo en efectivo y otros reinvertirlo para aumentar sus acciones en cartera. Pero, ¿qué opción es mejor?

Reinvertir los dividendos, ¿sí o no?

El scrip dividend está de moda entre las grandes empresas. Muchas de ellas han establecido esta política para remunerar al accionista en acciones en lugar de efectivo. Sin embargo, esta alternativa cuenta con el problema de que las sucesivas ampliaciones de capital propias de esta política suponen una dilución en el valor de la acción.

No obstante, cualquier accionista puede utilizar la misma política del scrip dividend con un beneficio añadido: al adquirir acciones directamente en lugar de comprarlas en una ampliación de capital, el valor de la acción no se reduce por este motivo y, por tanto, el dividendo y la plusvalía obtenida por la venta serán mayores en el futuro.

Esto se ve mejor con un ejemplo: imaginemos que Juan, que tiene 500 acciones del Banco Santander, cuyo dividendo semestral es de 0,20 céntimos por acción, decide utilizar la totalidad del dividendo para adquirir nuevas acciones, que en la actualidad tienen un valor de 5 euros.

Juan recibirá 100 euros en efectivo con el dividendo, que utilizará, por tanto, para comprar 20 nuevas acciones. Con esta nueva adquisición, Juan tendrá en cartera 520 euros del Santander, y en la próxima distribución del dividendo, recibirá 104 euros (520 acciones x 0,20 de dividendo por acción) los cuales, en caso de continuar con la misma política, servirán para adquirir 21 nuevas acciones (100 euros / 5 euros por acción), que servirán a su vez para recibir un dividendo en efectivo de 108,2 (541 euros en cartera x 0,20 euros por acción del dividendo), y así sucesivamente.

Como vemos, la reinversión del dividendo supone que las nuevas acciones con que contamos sirvan para obtener un dividendo cada vez mayor. Sería el equivalente a la capitalización compuesta, en el que los intereses generados por la inversión se utilizan para generar nuevos intereses, y que puede ayudarnos a percibir una gran cantidad de dinero a lo largo de los años.

Pero, ¿es siempre interesante reinvertir el dividendo?

De acuerdo con los datos, parece que la reinversión del dividendo es una buena estrategia de inversión. La posibilidad de acumular un capital importante a lo largo de varios años es muy atractiva, sobre todo si pensamos que el esfuerzo a realizar es muy pequeño (tan sólo es necesario comprar nuevas acciones cuando recibimos el dinero en efectivo).

Sin embargo, tengamos en cuenta que el ejemplo que hemos puesto no es muy realista, ya que existen costes asociados tanto a la recepción del dividendo, que tributa como una renta del ahorro, como a la adquisición de nuevas acciones, que tiene comisiones asociadas en la compraventa, que reducen la cantidad de acciones que podemos comprar.

No obstante, algunas entidades disponen de programas de reinversión de dividendos, cuyo principal atractivo es la posibilidad de adquirir acciones mediante la reinversión del dividendo sin tener que incurrir en los costes típicos de intermediación bursátil ni los costes fiscales y descuentos sobre el precio al que se acaban comprando las nuevas acciones.

En cualquier caso, hay que tener en cuenta que el valor de la acción no siempre es el mismo y que, al tratarse de renta variable, puede fluctuar de tal manera que resulte demasiado caro comprarlo en el momento en el que se recibe el dividendo. Además, puede que en ese momento necesitemos el dinero en efectivo para acometer un gasto inesperado, por lo que quizá resulte mejor para nosotros recibirlo de esta  forma.

Reinvertir el dinero y ayudar a la compañía

Las empresas, en general, buscan que los accionistas adquieran más acciones con el dividendo distribuido entre ellos con el objetivo de mejorar su solvencia. Es decir, ya no es sólo que la reinversión del dividendo nos ayude a formar una cartera muy rentable a largo plazo sino que, además, permitirá a las empresas mejorar su solvencia y resultar más atractiva a los ojos de nuevos potenciales inversores.