El origen de los seguros: la póliza de Santa Bárbara

Si piensas que los seguros son algo relativamente reciente, estás muy equivocado. Prácticamente desde el mismo momento en el que se ha consolidado una civilización y una determinada estructura de sociedad, el seguro ha sido elemento fundamental del día a día de sus habitantes. Por ejemplo, en el 3.000 A.C., los chinos comenzaron a asegurar el comercio en las travesías por sus ríos​ a través de la diversificación del riesgo entre varios comerciantes, en el primero de los seguros que se tiene constancia; o los habitantes de la Antigua Babilonia, allá por el año 1.750 A.C., en donde se comenzaron a articular una especie de pago cooperativo en caso de siniestro, reflejado a través de su famoso Código de Hammurabi​.

Eso sí, tendremos que remontarnos hasta el siglo XIV para encontrar un contrato de seguro similar al que conocemos hoy en día. Fue ​en Génova, en una época en la que los viajes marítimos en busca de nuevos territorios que colonizar eran muy habituales, y en donde la piratería, el naufragio o los accidentes, entre otras muchas circunstancias, eran riesgos que todos los navegantes querían evitar.

En este contexto se firmó la primera póliza de seguro mediante escritura notarial de la que se tiene constancia, en un navío llamado Santa Bárbara, que realizaba un viaje entre Génova y la isla de Mallorca en el año 1347.​​ En este contrato, se incluían varios elementos que, con el tiempo, han servido como fundamento para el contrato de seguro tal y como lo conocemos hoy en día, tales como el riesgo, la valoración de todos los elementos a efectos de pago de una prima por su cobertura, el objeto sobre el que recae su cobertura y el tiempo de duración, entre muchos otros. 

Los seguros marítimos, clave en la historia del seguro

Como sucede con casi cualquier elemento de un seguro​ que podamos imaginar, los contratos para asegurar la mercancía por los viajes marítimos también dieron lugar a la primera y siguientes pólizas. En la ciudad de Pisa se guarda otro contrato de seguros celebrado en el año 1384 y otro en Florencia en el año 1897, también con los viajes marítimos como telón de fondo. 

A partir de entonces, se inicia una ​carrera vertiginosa impulsada por los grandes viajes de los exploradores españoles, italianos y portugueses, ​en ese siglo y en los siguientes. Un sólo notario en Génova recibió, en 1383, más de ochenta contratos de seguros marítimos en menos de un mes. Un papel protagonista lo tuvo España, gracias a sus viajes y comercio con las colonias que tenía en ​América después del descubrimiento de este continente por Cristóbal Colón en 1492. ​

La historia del seguro siguió su curso natural después de la aparición de las primera pólizas, y las pólizas se fueron extendiendo a todos los tipos de seguro, apareciendo las primeras instituciones en los ramos de Marítimo, Vida e Incendio. Por ejemplo, las primeras pólizas de vida ​​​​se firmaron en Londres en ​The Royal Exchange y la primera del ramo fue extendida en 1583, mientras que, los seguros de incendio, por su parte, comenzaron a impulsarse a raíz del incendio que arrasó Londres en 1666, convirtiéndose en las primeras pólizas de cada uno de los seguros que todavía hoy tenemos a nuestra disposición para reducir los riesgos que nos rodean.​